(Narra
Louis)
Me
desperté temprano, demasiado para a la hora que me solía levantar
normalmente, serían las seis y media de la mañana más o menos,
miré el reloj y sí, ahora mismo eran las seis y veinticinco,
aproxidamente lo que había pensado. Bajé abajo sin hacer ruido, fui
a la cocina, preparé el biberón para el peque e hice el desayuno
para Paula y para mi, unas tostadas, cereales y un vaso de leche como
a ella le gustaba. Subí, dejé la bandeja con el desayuno encima de
la mesita de noche, con mucha deliquedeza me senté a su lado, le di
un pequeño beso, y fue abriendo sus ojos poco a poco.
-Buenos
días cielo. - dije dándole de nuevo un beso.
-Buenos
días cariño. - dijo ella dedicándome una de sus preciosas y
adorables sonrisas, la amaba.
Iba
a levantarse pero la detuve.
-No
hace falte que te levantes, aquí tienes el desayuno, y yo me encargo
de coger al peque. - dije dejando la bandejar a su lado.
-Sabes
que te amo, ¿no? Que eres lo mejor que me ha pasado nunca, gracias.
-Sí,
lo sé, pero yo te amo más. No tienes por que darme las gracias
cariño, sé que tu también haces muchas cosas por mi. - dije
besando su suave mejilla.
Ella
ahora solo se limito a dedicarme una sonrisa.
Me
acerqué a la cuna, vi como dormía, era un angelito, me daba pena
despertarlo, pero ya tenía que comer, era la hora. Con mucha
delicadeza lo cogí entre mis brazos, le di un beso en la frente, y
se despertó, esta vez no fue como las otras, esta vez no se puso a
llorar al haberlo despertado, esta vez me dedicó una gran sonrisa,
la cuál me produjo que yo sonriera también.
Me
senté en la cama junto a Paula con el bebé aun en brazos, cogí el
biberón, y empecé a darselo, noté como Paula rodeaba mi cuerpo con
sus brazos y dejaba caer la cabeza en mi hombre mientras veía como
le daba al peque el biberón.
-Sabes
que eres el mejor padre de este mundo, ¿no?
-Y
tu que eres la mejor madre, ¿no?
Seguidamente
los dos giramos la cabeza y nos fundimos en un dulce y bonito beso.
Se
notaba que William tenía hambre, se terminó el biberón en un
santiamén, y nada más terminárselo me tomé mi baso de leche con
algunos cereales y una tostada.
Nada
más terminar, nos vestimos rápido y mientras que yo vestía al
peque, Paula preparaba su pequeña maletita de ropa.
[...]
Cogimos
las maletas, las montamos en el coche, montamos al peque es su
sillita, Paula se sentó atrás con él, y nos dirigimos a casa de
Carmen y Liam.
[...]
Llegamos
rápido, Paula cogió al peque y yo cogí su pequeña maleta de ropa.
Llamamos al timbre, y nos abrío Liam.
-Hola
chicos. - dijo él tan feliz como de costumbre.
-Hola
Liam. - respondimos nosotros dos.
-¡Princesa!
Ya están aquí. – dijo Liam alzando un poco la voz para que Carmen
consiguiera enterarse.
Al
poco tiempo apareció Carmen, y nos dio dos besos a cada uno.
-Ay,
no quiero separarme del peque. - decía Paula.
-Cariño
no te preocupes solo son dos días y además lo dejamos en muy buenas
manos.
-Bueno
eso de que se quede con ellos me deja más tranquila.
Paula
le dio un abrazo al peque seguido de un beso en su frente, luego lo
cogí yo e hice lo mismo que ella, y se lo dejé a Liam
en los brazos, al cual le encantaban los bebés igual que a Carmen,
estaba tranquilo de que lo cuidarían muy bien y con mucho amor.
Nos
despedimos y montamos de nuevo en el coche, esta vez con dirección
al aeropuerto, tan solo nos quedaba media hora para que saliera
nuestro vuelo.
En
unos minutos llegamos al aeropuerto ya que estaba cerca. Embarcamos
las maletas y montamos en el avión.
[…]
Al
fin llegamos, al fin el Los Ángeles, todo aquello era espectacular.
Cogimos
un taxi el cuál nos dejo en nuestro hotel, el hotel W, aquel hotel
el cual me traía muchos recuerdos, este fue el hotel en el que
estuvimos los cinco juntos por primera vez, aquí fue nuestro primer
viaje como banda, a parte de la vez que fuimos a España a la Cada de
los Jueces.
-Este
es el hotel en que os quedasteis los chicos y tu en vuestro primer
viaje, ¿a qué sí? - dijo Paula.
-Sí,
me trae muchos recuerdos, recuerdos que nunca olvidaré.
Fuimos
a nuestra habitación, era muy acogedora y preciosa, y en el baño
había un jacuzzi.
-¿Vamos
a dar una vuelta y buscamos un restaurante para comer? - propuse.
-Sí,
venga, tengo hambre cielo.
Nos
cogimos de la mano y salimos en busca de un restaurante en el que
poder quitarnos el hambre.
-Mira
este tiene buena pinta cariño. - dije señalando un restaurante
italiano.
-Pues
aquí comemos, cielo.
Los
camareros nos guiaron hasta la mesa, nos sentamos, pedimos la comida
y en un rato nos la trajeron.
[…]
Nada
más terminar de comer, salimos de allí y decidimos pasar una parte
de la tarde de compras.
En
cada tienda que veíamos entrábamos y salíamos con bolsas, la
verdad es que Paula y yo en este aspecto nos parecíamos mucho, nos
encantaba comprar ropa, también nos acordamos del peque y le
compramos alguna que otra cosa. Ese rato de la tarde lo pasamos
genial entre risas y mimos del uno al otro.
-Bueno
cielo vamos al hotel, nos arreglamos y vamos a dar una vuelta por la
playa, ¿no?
-Vale
cariño, pero ¿qué hora es?
-Son
las ocho.
-Vale,
pues me tendré que dar prisa en arreglarme.
Volvimos
andando al hotel ya que estaba bastante cerca de el lugar en el que
nos encontrábamos.
Los
dos nos dimos una ducha rápido y empezamos a arreglarnos para esta
noche.
[…]
Después
de algo más de una hora, al fin terminé, me había costado ponerme
bien el pelo. Me había puesto una camisa de rayas (típico en mí,
son mis camisetas de la suerte, y esa noche la necesitaba) azul y
blanca, de esas arregladas de Polo Ralph Lauren, a juego con unos
pitillos del mismo todo azul de la camisa y los zapatos. Me dirigí a
la mesita de noche donde tenía la alianza y me dispuse a meterla en
el bolsillo cuándo de repente note un ruido atrás de mí.
-¿Que
haces cariño? - dijo Paula atrás mía.
-Nada,
nada, simplemente cogía la colonia. - dije aun de espaldas a ella
disimulando que me echaba colonia, aunque ya me la hubiese echado
antes.
-Por
cierto, vas guapísimo, me encantan esas camisas de rayas. - dijo a
lo que yo me di la vuelta, iba preciosa, no había otra palabra para
describirla o a lo mejor sí, pero no se me venía a la cabeza,
llevaba un vestido amarillo precioso, el cuál complementaba con su
piel morena, a juego con unos tacones, y su precioso pelo moreno con
un toque ondulado, un poco de base de maquillaje y eso es lo que
hacía que fuese perfecta para mí.
-Pa..
Paula vas preciosa cariño. - dije sin poder parar de mirarla.
-Muchas
gracias cielo.
-Bueno
venga, ¿vamos?
Salimos
del hotel, fuimos a un restaurante que vimos a la hora de comer que
nos pareció un buen sitio para cenar, y así fue, la comida estaba
deliciosa.
Después
de la deliciosa cena de la que habíamos disfrutado decidimos bajar a
la playa a caminar un rato por la orilla.
No
había a penas nadie por allí, se podría decir que estábamos solos
en la playa.
Empezamos
a andar abrazados por la playa entre besos, cuándo de repente me
acordé y no esperé más, ese era el momento perfecto.
-Cariño,
este viaje a sido para decirte una cosa, y esa cosa es..., ¿querrías
hacerme el honor de casarte conmigo? - dije poniéndole la alianza.
-¿Qué?
Claro que si, lo sabes demasiado bien y me casaré contigo, eres mi
chico ideal, al que amé, amo y amaré siempre.
-Te
amo cielo. - dije a lo que seguidamente nuestros cuerpos se fueron
juntando, hasta que quedamos frente con frente, mi nariz y su nariz
estaban unidas la una a la otra, y nos mirábamos fijamente a los
ojos, no pude resistirme más y la besé, fue un largo beso, lo cuál
lo hizo más tierno de lo normal.
Decidimos
volver al hotel. Nada más llegar nos tiramos en la cama, ella me
quitó la ropa a mi y yo a ella, la cogí en peso y nos metimos en el
jacuzzi, empezamos en un simple abrazo, luego en un pequeño beso, el
cuál fue aumentando poco a poco, yo recorrí cada parte de su cuerpo
con mis besos, ella me besaba el cuello, poco a poco todo aumentaba
más y más y acabamos en una noche llena de amor, haciendo lo típico
en un pareja, haciendo el amor.
Después
de acabar todo aquello, nos pusimos un albornoz, salimos a la terraza
y nos tumbamos un rato en las tumbonas que había para secarnos.
En
poco tiempo nos metimos de nuevo a dentro, hacía un poco de frío,
además estábamos cansados después del largo día y nos quedamos
rápidamente dormidos abrazados el uno al otro.
A
la mañana siguiente fue ella quién me despertó con un dulce beso
mañanero.
Por
la mañana decidimos ir a la playa, cogimos las dos o tres cosas que
nos hacían falta y bajamos.
Estando
en las toallas tumbados decidimos llamar a Carmen y a Liam
para ver que tal estaba el peque y como se estaba portando.
[…]
Después
de haber llamado vi como Paula
se quedó mucho más tranquila al escuchar que el peque estaba bien.
Fuimos
a comer a un restaurante que había cerca de dónde estábamos, y
nada más terminar fuimos al hotel a recoger nuestras cosas, ya nos
tocaba volver de nuevo a Londres.
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Este capítulo lo he hecho con la ayuda de Martiita Directioner Forever, espero que os guste y ya sabéis dejad vuestro comentario, así me animáis más a escribir, os quiero :)
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Este capítulo lo he hecho con la ayuda de Martiita Directioner Forever, espero que os guste y ya sabéis dejad vuestro comentario, así me animáis más a escribir, os quiero :)
SIN PALABRAS *-*
ResponderEliminarEstá genial, siguiente! :)