sábado, 20 de abril de 2013

Capítulo 38


(En capítulos anteriores)
Me levanté temprano, le hice el desayuno y le dejé una nota en la bandeja, yo tenía que llegar antes que ella al apartamento, así que me cogí el coche y llegué rápido al apartamento. 
(Narra Marta)
Sentí el ruido de un coche salir de casa, y ese fue el causante de que mi bonito sueño acabase. Miré hacía mi lado derecho para darle un beso de buenos días a mi irlandés, pero para sorpresa mía no estaba; en su lugar había una pequeña nota. La cual decía:
Buenos días pequeña, ¿habrás descansado bien, no? Te recuerdo que hoy te espera un largo día junto a tu irlandés favorito. Baja abajo, que tienes un delicioso desayuno esperándote, y no te dejes nada eh, que te conozco, hay que empezar el día con fuerza. Un taxi te espera a fuera para llevarte al sitio indicado. No me hagas esperar mucho. Te quiere, Nialler xx.”
¿Cómo he podido tener tanta suerte? Esa ha sido mi pregunta desde el primer día que comencé a salir con éste chico tan adorable, y creo que nunca dejaré de repetírmela. He tenido mucha suerte.
Con una enorme sonrisa en la cara bajé abajo. Allí estaba un enorme desayuno, del tamaño del que se los come Niall Horan, o sea, algo imposible para mí.

Intenté comerme la mayor parte del desayuno mientras veía la tele. Nada más terminar me vestí y me puse algo de maquillaje. Rápidamente salí afuera, y monté en el taxi.
-Buenos días. – dije dedicándole una grata sonrisa al taxista.
-Buenos días señorita. – dijo él devolviéndomela a mí.
Después de unos diez minutos llegamos al lugar indicado.
-Llame al 3ºA, me dijo Niall que se lo dijese. – dijo el taxista.
-Muchas gracias, adiós. – dije saliendo del taxi.
Dejé pulsar mi dedo un par de veces sobre el timbre del apartamento indicado. Después de unos breves instantes se abrió la puerta, subí arriba y justo en la puerta indicada había un ramo de flores junto a una nueva nota, la que decía:
“Ya te echaba de menos pequeña. Espero que te hayan gustado las rosas. Entra y empieza a disfrutar de éste gran día.”

Sin pensarlo dos veces, empujé la puerta para así entrar. Las luces de todo el apartamento estaban apagadas, lograba ver gracias al bonito pasillo de velas que habría preparado Niall y sentí como el dulce olor de mi pequeño invadía todo aquél apartamento.
Decidí seguir el recorrido de las velas, hasta así llegar a una habitación, que por cierto también muy bien decorada. Pero no encontraba a mi irlandés. Fui a otra habitación, y así hasta que llegué a la última puerta, la cual era un precioso balcón, pero tampoco aquí estaba Niall.
Me quedé impresionada al ver las vistas de éste balcón, me atrajeron demasiado. Sin siquiera darme cuenta habían pasado diez minutos en este balcón mirando aquellas vistas y no me había dado cuenta. 

Fui a salir del balcón, pero me tropecé con alguien, sí, era él.
-Te quiero. – dije abrazándome a él.
-Yo mucho más pequeña. – dijo acariciando suavemente mi espalda con sus manos.
Se separó unos centímetros de mí, así haciendo que nuestras miradas chocasen. Esa mirada que me hacía sentir tantas cosas, pero no era capaz de expresarlas. Posó su mano derecha con delicadeza en mi mejilla izquierda, y lo mismo hizo con su mano de izquierda en mi mejilla derecha. Nuestros labios cada vez estaban más cerca, escasos milímetros nos separaban, nuestras narices chocaban entre ellas, él sentía cómo mi corazón iba a mil por hora y yo sentía el suyo igual, sentía su respiración agitada. De vez en cuando se mordía el labio, cosa que hacía que mi corazón fuese aún más rápido. Al fin nuestros labios se unieron. Nuestras lenguas chocaron. Un beso inigualable. Un beso único. Mi lengua jugueteaba dentro de su boca con la suya. Me mordió el labio con delicadeza. Y después de un largo rato besándonos, tuvimos que separarnos por falta de aire.
Sin decir palabra alguna, me cogió en peso y me llevó a la primera habitación en la que entré. Sin duda alguna la más bonita.
Allí me dejó caer sobre la cama. Él se tiró encima de mí, con cuidado de no hacerme ningún daño. Entre beso y beso, logró quitarme la camiseta. La química que teníamos era extraordinaria. Con su ayuda conseguí quitarle la camiseta a él. Así poco a poco hasta quedar completamente desnudos. Entre nosotros ya no existía la timidez ni nada por el estilo, confiábamos plenamente el uno en el otro, sinceramente él es en la persona en la que más confío.
Ahora la tensión entre los dos aumentaba. El roce de la piel de uno con la del otro. La delicadeza con la que nos acariciábamos el uno al otro. Hasta que justo en el momento menos indicado sonó su teléfono móvil.
-¡Mierda! – soltó Niall disgustado.
-¿No piensas cogerlo? – pregunté.
-Ahora únicamente soy tuyo, sin ningún tipo de interrupciones. – dijo volviendo a besarme de la misma manera de la que lo estaba haciendo justo antes de que llamasen al teléfono móvil.
Esta vez no hubo ninguna interrupción. Solté un pequeño gemido, y así uno tras otro.
-Te quiero más a que nadie. – susurró en mi oído mientras besaba mi cuello.
Después de un rato en la habitación, nos fuimos al jacuzzi que había en el balcón.
No calculé el tiempo, pero más o menos nos llevamos una hora sin parar de besarnos en el jacuzzi, sin apenas a ver cruzado palabra entre uno y otro. Hoy era un día especial. No podía separar mi cuerpo del suyo, mis labios de los suyos, mi mirada de la suya. Hoy sentía que lo quería más que ningún otro día. Aunque pensaba que más de lo que ya lo quería era imposible querer a alguien. Pues para mi sorpresa era posible. Lo que no era posible, era querer a una persona más de lo que le quiero a él. Éste sentimiento que sentía dentro de mí, era más fuerte que ninguno, era mágico y no podría vivir sin ese sentimiento, más que nada, no podría vivir sin él.
En éste momento, simplemente estábamos abrazados el uno al otro mirando aquellas bonitas vistas, las cuales me había enamorado horas antes.
Me fijé en él. Su mirada fija en el horizonte. Pensando. Pero, ¿qué estaría pensando? Muchas veces me hubiese gustado leerle el pensamiento. Saber que piensa. Pero es algo imposible.
Reí para mis adentros al pensar algunas cosas de las que podría estar pensando en estos momentos. Para que mentir, eran bastante absurdas. Mejor ni decirlas. Mi risa fue la causante de que mi pequeño Niall dejará de mirar aquellas bonitas vistas y se fijase en mí.
Me miró, me sonrío, y me acarició mi mejilla. Yo me acomodé en su pecho mientras él acariciaba mi cabello. Empezamos a hablar de tonterías, de él, de mí, de nuestros futuros hijos, de muchas cosas.

En un rato decidimos salirnos. Eran las cuatro de la tarde y todavía ni siquiera habíamos comido.
Nos dimos juntos una ducha y luego nos pusimos algo cómodo.
Entre los dos estuvimos preparando unos deliciosos macarrones, que comimos con muchas ganas acompañados de un vino.
Nada más terminar de comer, decidimos descansar un poco en la cama. Niall se tumbó, y yo me acurruqué en su pecho.
Poco después escuchamos de nuevo sonar el teléfono móvil de Niall, pero no le dio tiempo a contestar. Justo cuando se levantó a cogerlo, ya habían colgado.
Se tumbó de nuevo junto a mí y se dispuso a desbloquear el teléfono móvil.
-¡Mierda! Tengo 28 llamadas perdidas. – dijo impresionado.
Yo me dirigí a coger también mi teléfono móvil.
-A mí también me han llamado. Tengo 26 llamadas perdidas, todas de las chicas. – añadí yo.
-Las mías son de los chicos. – me respondió.
-¿Crees que habrá pasado algo? – le pregunté bastante preocupada.
-Voy a llamar. – dijo mientras me hacía una señal para que me tumbase de nuevo junto a él.
Mientras él llamaba, yo estaba sumergida en mis pensamientos. Comiéndome la cabeza pensando que podría haber pasado. Los chicos sabían que hoy pasaríamos el día juntos fuera. Y si no fuese algo realmente importante no hubiesen llamado.

(Narra Niall)
Después de un par de pitidos Liam contestó a mi llamada.
-Tío, ¿ha pasado algo? Es que me he encontrado 28 llamadas perdidas y Marta otras 26, y nos hemos asustado. – le comenté.
-Sí, Niall. No queríamos molestaros, pero esto es realmente urgente.
-¿Qué ha pasado? – dije sin dejarle terminar.
-Creo que deberías de venir a casa, prefiero explicártelo en persona.
-¿Es muy urgente?
-Solo te puedo decir que Harry ahora mismo necesita nuestro apoyo.
-¿Le ha pasado algo?
-Ven Niall, rápido.
-De acuerdo, llegaré lo antes que pueda. – dije, y seguidamente finalicé la llamada.
-Niall, ¿qué ha pasado? – preguntó Marta mucho más preocupada esta vez.
-Tenemos que volver a casa, ha pasado algo, no sé el qué.
Rápidamente salimos del apartamento y montamos en el coche para minutos después llegar a casa y encontrarnos con un equipo médico en casa de Harry y dos ambulancias a fuera.

HOLIS. Por fin tenéis el esperado capítulo 38. Espero que os haya gustado chicas.
Como siempre os digo PERDÓN, sí, lo sé tardó mucho en subir, soy una tortuga escribiendo, pero no tengo tiempo, tercero es una mierda.
MUCHÍSIMAS GRACIAS  a todas las lectoras que seguís leyendo la novela desde el principio y claro está que también a las nuevas.
Bueno si queréis siguiente pronto dejad comentarios aquí abajo en el blog diciéndome como os ha parecido éste capítulo y que podría mejorar, no sé algo. Muchas gracias.
Os quiero xx. 

lunes, 25 de marzo de 2013

Capítulo 37

(En capítulos anteriores) 
-¡Qué estoy embarazada! - soltó al fin Emma.
-Estábamos esperando a que alguno de vosotros se diese cuenta, pero por lo que veo ninguno os habéis fijado, y ya está de cuatro meses eh. - dijo Zayn riendo.
-Dios, ¿y cómo no nos hemos dado cuenta? - nos preguntábamos todos confusos.
Al fin lo acabamos asimilando, y nos contó que estaban esperando gemelas.

(Narra Niall)
Después de haber compartido todos juntos una buena cena, decidimos volver cada uno a nuestra casa.
Notaba a Marta rara desde un poco antes de la cena, algo le pasaba, la conocía.
-Marta, cariño, ¿qué te pasa? - le pregunté mientras le abrazaba por la espalda y le besaba la mejilla.
-¿A mí? Nada, nada. - dijo intentando disimular.
Se giró, me dio un pequeño beso y subió hacia arriba sin decir nada.
Subí tras ella.
Estaba en la cama, así que decidí tumbarme junto a ella.
-Cariño, a mi tú no me engañas, te pasa algo. Puedes confiar en mí. - dije mirándola a los ojos.
-Son simples tonterías mías, nada por lo que preocuparse. - dijo, no muy convencida acariciándome la mejilla.
-Seguro que no es ninguna tontería, pero bueno no te voy a forzar a que me lo digas. - dije dedicándole una cálida sonrisa.
Se quedó un largo rato pensando, mirando a ninguna parte.
-Nialler, cariño... - dijo buscando mi mirada.
-Dime cielo.
-Quiero tener un hijo, quiero que tengamos un hijo. - dijo tímidamente y segura de lo que decía.
-Así que era eso lo que te pasaba eh cariño, quieres un hijo, pues tendremos un hijo. Yo también quiero. - dije con una gran sonrisa en la cara, provocando la de ella también.
Ella se abrazó a mí al ver lo bien que había reaccionado a su deseo de ser madre.
-El sábado tendrás el día ocupado así que prepárate. - dije guiñándole un ojo.
-Te quiero, te quiero millones cariño. - dijo acercándose poco a poco hacia mí, hasta conseguir que nuestros labios se unieran.
Después de ese bonito beso decidimos dormir, era tarde y estábamos un poco cansados.

(Narra Harry)
Esta noche no sabía lo que me pasaba, pero no podía pegar ojo. Tenía la sensación de que algo iba a pasar. Y no me equivocaba, poco después se despertó mi pequeña Laura diciendo que le dolía mucho la barriga y que no estaba segura, pero creía que había roto aguas. Rápidamente llamé a todos, y en unos escasos diez minutos estaban todos en casa para ponernos en camino del hospital. Acabábamos de salir del hospital hace escasos días y ya estábamos volviendo. Los médicos nos iban a aborrecer. Al menos esta vez era por algo bueno. Cuando quise darme cuenta ya estábamos en el hospital. No me lo creía. No creía que en unas horas tendría a mi hijo entre mis brazos. No, no me lo creía. Tumbaron a Laura en una camilla y enseguida empezaron a hacerle diferentes cosas, no entiendo mucho de esto, así que no sabía el qué le hacían. Noté como Laura estaba muy nerviosa y tenía los ojos rojos.
-Pequeña, - dije cogiéndole delicadamente por sus mejillas, haciendo así que nuestras miradas chocaran, frente a frente. - todo va a salir bien, no tienes de que preocuparte. En unas horas tendremos a nuestro pequeño Styles en nuestros brazos. Y que no se te olvide que te quiero más que a nada. - terminé de decir y la besé en la frente.
-Eres increíble. - dijo con los ojos iluminados.
Besé sus cálidos labios y enseguida el médico nos empezó a dar diferentes instrucciones que tendríamos que cumplir mientras que diera a luz al pequeño Alex. Sí, el nuevo miembro de la familia Styles se llamaría Alexandro. Yo apreté con fuerza la mano de Laura, para que supiera que me tenía aquí, para darle fuerzas, toda la que necesitara.
Después de una hora o poca más de gritos, desesperación, agotamiento y fuerzas el médico al fin aviso de que ya veía la cabecita del pequeño Alex. Escasos minutos después vimos al fin a nuestro pequeño. Laura al verlo rompió a llorar de la emoción, al ver que todo ese tiempo había merecido la pena, que hoy al fin tenía a nuestro pequeño en sus brazos. Yo, Harry Styles, también rompí de la emoción al ver a mi hijo. Aun seguía sin creerme de que Laura y yo ya éramos padres.
Poco después se llevaron al pequeño a lavarlo y demás, para después de unos quince minutos traerlo de vuelta.

Saqué el móvil y fotografié éste inolvidable momento.
Un poco más tarde fueron entrando los chicos, los padres de Laura, mis padres, mi hermana y sus hermanos.
Todos quisieron fotografiar también éste dulce momento.
Después de que todo salieran de allí nos quedamos lo tres solos. Momento indicado para cantarles a los dos la canción que llevaba preparando de hace meses. Antes de empezar coloqué el teléfono móvil en un sitio en el que poder grabar todo ese espectáculo.
-¿Qué haces cariño? - me preguntó Laura mientras mecía al pequeño entre sus brazos.
-Ahora lo sabrás. No me seas impaciente pequeñaja. - dije girándome hacía ella y dedicándole una pícara sonrisa.
Ella me fulminó con la mirada.
Todo acabo en una risa de mi parte, provocando la suya y haciendo que Alex se despertará.
-Anda ya has hecho que se despierte.- dijo Laura. Yo empecé a reír más fuerte por la forma en la que la había dicho.
-Pero no te rías así, que no dejas dormir al pequeño.
Me acerqué y me paré frente a ella aun con la sonrisa de oreja a oreja.
-Cariño, no quiero que te me vuelvas una madre histérica. - dije abrazándola y soltando una pequeña carcajada.
-Eh, que yo no soy ninguna madre histérica. - dijo con la misma voz.
-Solo tienes que escucharte cariño.
Seguimos así un rato, y ella terminó un poco "ofendida" por lo que le había dicho.
-No eres ninguna madre histérica, eres la mejor madre que Alex podría tener. ¿Me perdonas?
-Sí, claro, ahora... - dijo haciéndose la difícil.
-Venga si estás deseando besarme. - dije provocándole al darle besos en el cuello, sabía que le volvían loca.
-Eso no vale, darme besos en el cuello no, es injusto, sabes que es mi debilidad. - acabo la frase soltando un pequeño gemido.
-Bueno, ya paro. - dije sin quitar la sonrisa de la cara.
Me acerqué al teléfono móvil de nuevo para comprobar que estaba en disposición de grabar. Perfecto.
-Ahora averiguaréis para que he puesto el móvil ahí. - dije besando los labios de mi pequeña y la frente de mi hijo.
Me senté al lado de los dos y comencé a cantar esa dulce canción.
[...]
Les había encantado, Laura se había incluso emocionado y por primera vez en el día vimos al pequeño Styles sonreír.
Un poco  después hablamos con el médico, el cual nos dijo que por ahora nuestro hijo estaba en perfecto estado y que en un par de días más le daría el alta.
Los dos estábamos deseando que llegase el Domingo para poder salir del hospital, no nos agradaba mucho el estar aquí, pero no había más remedio.
Los chicos volvieron a entrar junto a nosotros. Traían pizzas para cenar todos juntos en la habitación. Louis vino hacia mí y me dio un gran abrazo.
-Hermano, me alegro muchísimo por ti y más por seguir estando contigo en éste momento tan importante. Sabes que nunca me vas a perder. Te quiero Styles. - dijo alborotando mis rizos como habitualmente hacia.
-Que grande eres Tommo. Te quiero tío. - dije chocando la mano.
Nos sentamos todos en círculo y empezamos a conversar unos con otros.
-Ahora volvemos , vamos a dormir a la pequeña. - dijo Liam, saliendo junto a Carmen y Sarah.
-Nosotros también vamos a dormir a William. - dijeron Louis y Paula.
El resto nos seguimos charlando, hasta que entraron los demás con los pequeños dormidos y tuvimos que disminuir el volumen de nuestras voces para no despertarles.
Se hizo ya muy tarde y todos volvieron a casa.

(Narra Niall) 
Llevaba toda la noche dando vueltas de un lado a otro de la cama intentando dar con la mejor idea de a donde llevar a Marta el Sábado, pero no se me ocurría ningún lugar al que ir, así que decidí simplemente alquilar un apartamento con piscina y jacuzzi y solo tendría que decorarlo para impresionar a Marta. 
La mañana siguiente la pasamos relajadamente viendo una película y por la tarde me inventé una excusa para escaparme y poder decorar el apartamento con velas, flores y con un dulce aroma. Me costó toda una tarde el decorarlo, pero sí, había merecido la pena toda la tarde, el apartamento había quedado preciosa. En el jacuzzi puse algunos pétalos y listo. También coloqué un CD con música de fondo romántica. 
Eché el último vistazo a todo y me fui de nuevo a casa, Marta me estaría esperando para cenar.
Sorprendentemente no recibí ninguna pregunta por su parte de que había echo durante tanto tiempo. Cenamos tranquilamente y nos fuimos a la cama. Me dormí rápido, estaba cansado y mañana me esperaba un largo día.
Me levanté temprano, le hice el desayuno y le dejé una nota en la bandeja, yo tenía que llegar antes que ella al apartamento, así que me cogí el coche y llegué rápido al apartamento. 
-----
Bueno chicas al fin os dejo aquí el Capítulo 37. Sé que tardo mucho en subir, pero en serio lo hago lo más rápido que puedo. Ahora que tengo una semanita de vacaciones intentaré recompensaros y subir más. 
Muchas gracias por leer, os quiero <3 .="" o:p="">

viernes, 22 de febrero de 2013

Capítulo 36

(En capítulos anteriores)
Todos al vernos salir se levantaron de un salto, me fijé en quién tenía a nuestra pequeña Sarah, la tenía en brazos Louis que estaba al lado de su mujer, Paula, ella sostenía a William.
-Bueno, ¿nos vais a decir ya los resultados? - dijo Niall dando pequeños saltitos de lo nervioso que estaba.

(Narra Liam)
-Chicos.. - dije agachando la cabeza.
-¿Qué pasa tío? - preguntaron todos bastantes preocupados.
Sí, se me daba muy mal mentir, intenté gastarles una broma, cosa que fue imposible, me empecé a reír en el momento menos adecuado.
-¡QUÉ ESTOY TOTALMENTE RECUPARADO! - dije gritando felizmente a lo que todos se abrazaron a mi bastante contentos por la noticia.
-Bueno, ¿vamos a celebrarlo, no? - intervinó mi princesa ya con la pequeña entre sus brazos.
-Claro. - respondieron todos.
Fuimos a comer algo a Pizza Hut, reservamos una sala solo para nosotros, era una sala en la que incluía karaoke y pasamos todo la tarde allí cantando, bailando y riendo.
Llego el momento de volver a casa, al fin volvía a pisar mi hogar junto a mi mujer y mi hija, echaba de menos el estar tranquilamente allí tumbado en el sofá junto con mis dos pequeñas.
-¿Qué hacemos cama o sofá? - preguntó mi princesa.
-Primero vamos a duchar a la pequeña y a dormirla y luego vemos lo que hacemos, ¿vale?
-Buena idea.
Subimos a la planta de arriba y metimos en la bañera a la pequeña, le encanta juguetear con el agua, pero hoy se cansó rápido, la verdad es que había sido un día muy largo y agotador. Le secamos, le pusimos su crema y su pijamita. Carmen se sentó en la cama para dormirla, y yo me senté junto a ella para cantarla la nana que solía cantarle todas las noches para que se durmiera, y como habitualmente pasaba se quedó dormida rápidamente, era muy buena.


-Me voy a dar una ducha yo también pequeño, enseguida vuelvo. - dijo dándome un beso en los labios.
No hizo falta esperarla, sabía que le encantaba estar en la ducha y que tardaría bastante tiempo, así que decidí meterme junto a ella.
-Eh, ¿pero que haces aquí pequeño? - dijo riendo tímidamente.
-¿Qué pasa te da vergüenza ducharte junto a mí o qué?
-Como si no me hubiese duchado más veces ya contigo. - dijo soltando una pequeña carcajada.
-Llevas razón. - dije riendo yo también.
-Te quiero. - nada más que terminiar de pronunciar esas dos dulces palabras la besé, la besé como si no hubiese un mañana, echaba en falta momentos así junto a ella, y no hacía más que aprobecharlos, porque la experencias de la vida me han enseñado, que un día puedo tenerlo todo y al siguiente no puedo tener nada, así que mejor aprobecharlo todo al momento, vivir al límite.
-Te amo.
Ella se abrazó dulcemente a mí, yo la apreté contra mi pecho más fuerte aun no quería soltarla, la quería tanto.
Después de un largo silencio intervine.
-¿Qué tal si nos salimos? Mis dedos se han echo pasas de estar tanto tiempo metidos en el agua y por lo que veo a ti también. - dije riendo.
-Más vale, sí.
La ayudé a salir de la bañera y le puse la toalla por alrededor suya, mientras que ella me ponía a mi otra toalla alrededor de mi cintura.
Nos secamos y ella se puso una de esas camisetas mías que le quedaban enormes y yo simplemente me quedé en calzoncillos, era la forma más cómoda de dormir, porque frío nunca pasaba.
-Pequeño vamos al sofá, porque sino vamos a despertar a la pequeña, ¿vale?
Yo asentí y me acerqué a ella, le besé la frente y de la mano bajamos al salón. Nos tiramos los dos en el sofá, y nos quedamos un buen rato abrazados el uno al otro, nadie nos podía separar. 
 
Ahora estoy asimilando todo lo que me ha pasado durante todo este tiempo, durante cerca de un año, o incluso más, no lo sé, la verdad no recuerdo exactamente cuando empezó todo esto, solo recuerdo que fue por una estúpida borrachera, que he estado apunto de morir, y de perderme de muchas cosas que no querría perderme, pero ahora, hoy, me han dado la noticia de que estoy recuperado, que por fin estoy sano, que al fin todo esta pesadillla ha acabado, no puedo estar más feliz de lo que hoy ya lo estoy, voy a poder disfrutar de mi princesa hasta el fin de los días, ver como mi pequeña Sarah crece, conocer a mi nuevo hijo Chest, tener más hijos con mi princesa, seguir disfrutando de mis sobrinos, Ash, Zac y Kris, seguir estando con mi familia, disfrutar de la música con mis cuatro hermanos y mis queridas directioners, puedo seguir disfrutando de toda una vida.
Mi princesa se había quedado profundamente dormida sobre mi pecho en el sofá, no quería despertarla, así que la cogí en peso y la llevé a nuestra habitación, la dejé caer en la cama y la tapé con la manta, seguidamente me metí yo junto a ella, y como todas las noches dormí abrazado a ella.
[…]
Me desperté con el llanto de la pequeña Sarah, antes de cogerla miré el reloj, eran las diez y media de la mañana, cogí a la pequeña y le dí el biberón.
Justo se despertó mi princesa y llamaron a la puerta, fui a abrir pensando que serían algunos de los chicos, pero no, eran tres pequeñajos que se abalanzaron sobre su tío, al que hacía ya algunos meses que no veían.
-¡Tito Liam! - gritaron los tres pequeñajos, Ash, Kris y Zac.
Se alegraron mucho de verme y yo también de poder volver a verles, porque la última vez que los ví pensé que no los vería más, pero aquí estoy, junto a ellos.
-¿Cómo están mis sobrinos favoritos? - dije abrazando a los tres.
-Bien, aunque te echábamos de menos. - dijo Ash que era la más charlatana de los tres, mientras que los mellizos asintieron a lo que decía su prima la mayor.
-Yo quiero ver también a la tita Carmen y a la prima Sarah. - dijo timidamente la pequeña Kris.
-Pero mira si es el pequeño de la familia. - dijo Ruth entrando por la puerta seguida de Nicola, mamá y papá.
-Hombre, mis queridas hermanos y mis padres, que conste que os he echado de menos eh. - dije abrazándolos.
Les invité a pasar al salon, mientras que ellos se acomodaron yo fui a buscar a mi princesa y a Sarah.
-Ven, vamos a bajo que están mis padres y mis hermanas. - dije dándole un beso.
Cogí a la pequeña en brazos y Carmen bajaba detrás mía. Saludó a toda mi famlia, bueno ahora también era la suya, y la verdad es que se llevaban muy bien.
[…]
Pasaron aquí toda la mañana junto a nosotros, y después de comer todos juntos aquí en casa, tuvieron que irse.
-Los chicos están allí todos juntos viendo algo, ¿vamos con ellos? - me preguntó mi princesa.
-Uf, me da pereza levantarme del sofá. - dije bromeando.
-Venga no me seas vago. - dije agarrándole de la mano para que se levántase.
Llegamos junto a los demás y nos sentamos a hablar junto a ellos.

(Narra Laura)
Hoy llevaba un día agotador, por día la barriga me pesaba más y más, apenas podía moverme, me pasaba todo el día del sofá a la cama y viceversa, y siempre con la ayuda de Harry, menos mal que lo tenía a él, no sabría lo que hacer si no formase parte de un vida, es lo más grande que tengo.
-Cielo, ¿te veo pálida te encuentras bien? - dijo acariciándome con una mano la mejilla y con la otra la barriga.
-Sí, no te preocupes cariño. - dije con un poco de dificultad al respirar.
-No, tu no estás bien, vamos al médico anda pequeña.
-No, Harry, seguro que ahora me encuentro mejor, descanso un rato aquí y si me sigo encontrando mal pues ya vamos, ¿vale?
-Bueno vaaale. - dijo resignado.
Le di un beso en la mejilla y me quedé abrazada a él.
Le empecé a dar vueltas a la cabeza, y no sabía porque tenía tantos dolores y dificultad en respirar y moverme, apenas acabo de entrar en el octavo mes de embarazo, aun me quedan un mes más, aunque realmente estaba bastante gordita ya.

 
Empecé a prestarle atención al tema sobre el que hablaban los demás. No sabía exactamente sobre lo que hablaban, así que decidí preguntar.
-No me he enterado de nada, ¿de qué habláis?
-¿Tú tampoco me notas ningún cambio? - intervino rápidamente Emma.
La observé de arriba abajo, pero no observé nada nuevo en ella, quizás la notaba un poco más gordita pero nada fuera de lo normal, simplemente que antes estaba demasiado delgada.
-Mmmm... la verdad es que no quizás un poco más rellenita, pero sigues con tu cuerpo en línea.
-¡Por fin alguien se da cuenta! - dije dirigiéndome a Zayn, el cuál no podía parar de reír.
-Vale yo no os entiendo, decid lo que tengáis que decir ya. - dijo Marta desesperada.
-¡Qué estoy embarazada! - soltó al fin Emma.
-Estábamos esperando a que alguno de vosotros se diese cuenta, pero por lo que veo ninguno os habéis fijado, y ya está de cuatro meses eh. - dijo Zayn riendo.
-Dios, ¿y cómo no nos hemos dado cuenta? - nos preguntábamos todos confusos.
Al fin lo acabamos asimilando, y nos contó que estaban esperando gemelas.


HOLIS<3. Sí lo sé otra vez he tardado en subir, pero es que no sé de donde sacar el tiempo, estoy muuuuuuy agobiada, pero bueno siempre que pueda subiré capítulo, y lo siento si no es muy a menudo :S
Bueno espero que os haya gustado cielos y que me dejéis un comentario aquí abajo que la vez anterior solo me dejaron uno o dos, dejadme alguno más anda.
Muchas gracias a todas las que seguís leyendo la novela, y bueno voy ha hacer un evento por si hay nuevas lectoras y también os lo he puesto en el comentario que me respondaís para ver si queréis que os siga avisando, porque aviso a mucha gente que nunca me responde y no sé si la lee, solo quiero que me respondáis a ese comentario para saber si tengo que seguir avisando, respondedme el comentario lo antes posible, por favor<3.
Un beso enorme, OS QUIERO.